14 jul 2011

Temperaturas extremas, consecuencia de cambio climático

Como consecuencia inmediata del cambio climático, Venezuela está apreciando dos fenómenos: eventos extremos, como lluvias copiosas de hasta cuatro veces lo normal con sus consecuentes deslaves y afectaciones, y un disparo en enfermedades infecciosas y reemergentes, particularmente del dengue.

Quien lo advierte es Juan Carlos Sánchez, colaborador del Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas, equipo ganador del Premio Nobel de la Paz 2007. El especialista fue uno de los conferencistas de la XIX Cumbre Ecológica Industrial 2011 "Y hoy... ¿Dónde estamos?", que tiene lugar este martes y miércoles bajo la organización de la Cámara de Industriales de Carabobo.

¿Qué hacer mientras la temperatura planetaria sube gradualmente? El también profesor de las universidades Central de Venezuela y Simón Bolívar detalló que existen dos estrategias para enfrentar el cambio climático: atacar las emisiones de gases de invernadero (raíz del problema) y un plan de adaptación basado en la capacidad de aguante de los ecosistemas (lo que los científicos llaman resiliencia).

Una estadística que Sánchez ha cultivado en los últimos 22 años reveló que cada 18 meses ocurre un evento climático en el país mayor que el anterior. Las lluvias copiosas de diciembre pasado dejaron alrededor de 120 mil damnificados y, augura el doctor en Ciencias Ambientales, "nos va a agarrar el próximo evento con más afectados y sin haber resuelto este problema". La moraleja es que, con más razón, el país debe trazarse ese plan de adaptación.

Solución de años

También como consecuencia del cambio climático, hay fenómenos naturales que la región debe aprender a manejar. "¿Cómo lidiar con el agua de lluvia en beneficio de la cuenca del Lago de Valencia?", se preguntó Rafael Dautant, presidente de la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental, encargado de disertar en la cumbre sobre las "Condiciones para el saneamiento de las cuencas del Lago de Valencia y del río Pao".

Por encima de los dos bombeos vigentes la cuenca tiene entre 14 mil y 15 mil litros por segundo de excedente, precisó el especialista.

Si se comienzan a tomar en cuenta las acciones ahora mismo, serán necesarios unos cinco años para controlar el nivel del Lago de Valencia. Para recuperar la calidad, por lo menos hacen falta quince años, estimó Dautant. Se necesitan tres cosas: buenas ciencia, tiempo y dinero. "Todos tenemos que empezar a educarnos, porque estamos involucrados, sin excepción", reflexionó antes de llamar a la comunicación fluida con los organismos competentes.

"Hay que llevar a cabo las obras necesarias para hacer el control de excedentes", recomendó el venezolano, quien ahora ejerce la presidencia de la Aidis en representación de más de 30 países. Calculó que entre 500 y 600 millones de dólares hacen falta para sanear, de primera mano, la cuenca del lago y del embalse. "El Gobierno central tiene que disponerlos", reclamó.

Obras no ejecutadas

En 1978 el Lago alcanzó su cota mínima histórica de 402,3 metros sobre el nivel del mar. A la fecha prácticamente alcanzó la 412. "¿Por qué ocurrió esto?", se cuestionó Luis Fernando Arocha, director de Agua de la Alcaldía de San Diego, antes de adjudicarlo a la falta de continuidad administrativa en la construcción de las obras previstas para que la cuenca no se excediera de la cota 408.

Arocha -también ponente de la cumbre- reiteró que de las cinco alternativas de 1978, a la fecha sólo son pertinentes las dos relacionadas con enviar al mar las aguas excedentarias del Lago, con tratamiento terciario, para no trasladar el problema de contaminación hacia las costas.

Consultado sobre las recientes declaraciones de la ingeniera química Jacquelín Rodríguez León, Arocha comentó que "a todos nos ha extrañado su posición de retirarse a última hora de la comisión" que conformó el Centro de Ingenieros para abordar el tema. Sin embargo, dijo respetar la decisión tomada por la ambientalista.

La cumbre continúa este miércoles en su segunda y última jornada de conferencias.

No se puede correlacionar sin un estudio

Establecer la correlación entre la cantidad de contaminantes químicos que puedan existir en el agua y los efectos adversos a la salud, no es fácil, aclaró Maritza Rojas, toxicólogo e investigadora de la Universidad de Carabobo, en vista de que últimamente en Valencia se han hecho aseveraciones que califica de temerarias. "El agua está contaminada. Todo el mundo lo sabe. Pero si bien es cierto que hay factores asociados a enfermedades neurológicas, no se puede establecer correlación sin tener datos exactos de un estudio bien diseñado, con responsabilidad", dijo al hablar de la "comunicación del riesgo". Lamentó que el equipo de la UC que investigaba el tema hídrico no se reúne desde hace ocho meses.

186 mil toneladas de desechos tratados

Como en los últimos años, Eligio Piquer presentó al inicio de la cumbre el balance de la gestión ambiental de la industria carabobeña. "Es positivo, sobre todo en el manejo de desechos peligrosos", resumió el vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Industriales. El sector en Carabobo ha enviado 186 mil 305 toneladas a actividades de co-procesamiento, incineración y recuperación. Hay unas 135 empresas con una gestión ecoeficiente constante y once fábricas ya aplican la cultura del re-uso del agua. En la noche, la Cámara entregó reconocimientos a sus afiliados que cumplen la normativa ambiental.

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