Investigadores aseguran que la
llegada de más turistas y las especies invasorAs como las ratas acabarán con
las especies endémicas
Un aumento de especies
"invasoras" como la avispa y la mora, y el colapso de las colonias de
iguanas y pingüinos son algunos posibles efectos del cambio climático en las
Islas Galápagos, dijeron expertos, que alertaron de que la presencia humana
agravará los problemas.
Galápagos es un lugar especial
por la confluencia de corrientes marinas de temperaturas diferentes, lo que
permite la coexistencia de pingüinos y lobos marinos, preparados para el frío,
con corales ecuatoriales y tiburones martillo, por ejemplo.
Aisladas al estar a mil
kilómetros de la costa ecuatoriana, sus especies cambiaron para adaptarse a
condiciones climáticas muy específicas y se convirtieron en especies únicas,
que inspiraron a Charles Darwin a escribir su teoría de la evolución.
No obstante, los cambios en el
clima planetario modificarán esas circunstancias en las que se desarrollaron
animales y plantas endémicos, lo que supondrá una grave amenaza para su
supervivencia, afirmaron hoy varios expertos en una conferencia en Puerto
Ayora, la ciudad más grande del archipiélago.
Entre ellos estaba Nicholas
Stern, ex economista jefe del Banco Mundial y una de las voces más escuchadas
en el debate sobre cambio climático a nivel mundial.
El economista británico
advirtió que el aumento "espectacular" de la presencia humana en las
islas amplificará el impacto del calentamiento global y sugirió limitar el
número de visitantes.
"Ustedes no pueden asumir
que en los próximos 10, 15 ó 20 años suministrarán o podrán suministrar los
maravillosos servicios turísticos para todos los que quieran venir (a
Galápagos). Me parece que la cuestión de cuántos (turistas) es simplemente
inevitable", dijo Stern a una audiencia compuesta por funcionarios,
trabajadores del parque y residentes.
El Parque Nacional Galápagos
ha restringido el número de visitas a algunos lugares de especial interés, pero
no hay tope al volumen de turistas que entra a las islas, informó una portavoz
de esa entidad.
Hace unos 30 años llegaban a
sus costas unos 20 mil visitantes al año, mientras que ahora son 180 mil, que
generan importantes recursos para el Estado ecuatoriano.
Del mismo modo, los residentes
se han incrementado de unos mil 300 en 1950 a 25 mil en 2010, según datos
oficiales.
El aumento de la presencia
humana también ha incrementado la entrada de especies invasoras, como las
ratas, la mosca de la fruta, el caracol africano y la hormiga cabezona.
Los científicos prevén que el
calentamiento global traerá más lluvias a las Galápagos, las cuales
perjudicarán a los bosques de cactus opuntia y a las tortugas gigantes que dan
el nombre a las islas.
"Los cambios en la
temperatura abren la ventana o la oportunidad a especies nuevas" que
pueden desplazar a las endémicas, alertó en la conferencia Stuart Banks,
director de la Estación Científica Charles Darwin, dedicada a la investigación
de la vida en las islas.
Banks cree que las condiciones
atmosféricas futuras se parecerán más a las ocurridas durante "El
Niño", un fenómeno climático generado por un calentamiento del agua
superficial en el Océano Pacífico, el cual también será más intenso y
frecuente.
Las Galápagos lo sufrieron a
principios de la década de los ochenta y finales de la década de los noventa y
las consecuencias fueron "devastadoras", según un informe elaborado
por organizaciones no gubernamentales, el Ministerio del Ambiente y el propio
parque.
Entonces murieron un 90 % de
las iguanas marinas, un 50 % de los lobos marinos y un 50 % de los cormoranes
no voladores, mientras que las focas perdieron a casi todas sus crías.
Además, la población de
pingüinos de Galápagos cayó un 75 % y con mil parejas actuales aún no se ha
recuperado, explicó Eliecer Cruz, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF),
una organización no gubernamental.
Luis Suárez, director
ejecutivo de Conservación Internacional, sugirió reducir las áreas donde se
permite pescar para dar al ecosistema un espacio más amplio donde recuperarse
tras un fenómeno climático extremo.
No obstante, a ello se oponen
los intereses pesqueros, en nombre de la especie invasora más peligrosa de
todas, el ser humano.
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