A dos semanas del inicio de la
cumbre Río 20 en Brasil, organizaciones internacionales y latinoamericanas
advierten sobre los futuros impactos del cambio climático en la región y la
importancia de trabajar en estos para evitar que aumenten de forma exponencial.
América Latina y el Caribe
sufrirán costos anuales mínimos de 100 mil millones de dólares para el año 2050
debido al cambio climático, según cifras de un nuevo estudio. El derretimiento
de los glaciares, la reducción en los rendimientos agrícolas, las inundaciones
y las sequías son algunos de los cambios asociados al calentamiento global que
impactarán en la región.
La cifra estimada representa
“los costos mínimos con los impactos ya inducidos en la biósfera. Son los
cambios que ya están comprometidos en la atmósfera, cambios que van a suceder”,
dijo a BBC Mundo Walter Vergara, Jefe de la División de Cambio Climático y
Sostenibilidad del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, e investigador
líder del estudio.
“Si mañana Estados Unidos y
China acuerdan reducciones significativas de emisiones de CO2 lo que se hará es
evitar daños adicionales,” añadió el experto del BID.
“Ya estamos experimentando
cambios en la intensidad de lluvias. El bioma coralino del Caribe, por ejemplo,
va a sufrir un colapso porque la temperatura del mar va a aumentar”, dijo
Vergara.
“Los glaciares en los Andes
por debajo de los 5.000 metros, pase lo que pase, van a desaparecer de aquí al
2050, porque ya tenemos comprometido un aumento de dos grados; lo que queremos
es que no aumente aun más esa anomalía en la temperatura”.
El informe titulado “El
Desafío Climático y de Desarrollo en América Latina y el Caribe: Opciones para
un Desarrollo Resiliente Bajo en Carbono” fue elaborado conjuntamente por el
BID, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo
Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés). Datos preliminares
del estudio fueron presentados esta semana, pero el informe completo será
divulgado en la cumbre de desarrollo sostenible, Rio + 20, que tendrá lugar
este mes en la ciudad brasileña.
Es imperioso que la región
aumente en forma dramática sus inversiones en adaptación al cambio climático,
señala el documento. Un aspecto positivo destacado por los autores es que el
costo de las inversiones en adaptación es mucho menor, equivalente a la décima
parte del monto estimado para los daños materiales si no se toman medidas.
Región vulnerable
América Latina y el Caribe
producen sólo 11% de las emisiones causantes del calentamiento global. Pero los
países de la región son especialmente vulnerables, debido a su dependencia de
las exportaciones de recursos naturales, la existencia de redes de
infraestructura especialmente sensibles a fenómenos climáticos y la presencia
de áreas críticas como la Cuenca Amazónica, el bioma coralino del Caribe, los
humedales costeros y ecosistemas montañosos frágiles.
El informe menciona impactos
climáticos en la agricultura, la exposición a enfermedades tropicales y cambios
en los patrones de las precipitaciones pluviales, entre otros. Hace referencia,
por ejemplo, a un estudio reciente según el cual la región experimentará
pérdidas de entre US$30.000 millones y US$52.000 millones en exportaciones
agrícolas para 2050.
México y Brasil tienen la
mayor distribución de tierra apenas por encima del nivel del mar, lo que los
hace vulnerables ante el aumento de ese nivel. Un incremento de un metro en el
nivel del mar puede afectar a 6 mil 700 kilómetros de carreteras además de
causar inundaciones extensivas y daño en las zonas costeras, señala el
documento. En el Caribe, un 50% de pérdida de los arrecifes coralinos debido al
blanqueamiento de corales podría costar al menos US$7 mil millones.
Inversión necesaria
Las inversiones en adaptación
constituyen una pequeña fracción de los costos de los impactos materiales,
estimados en forma conservadora en 0,2 % del PIB de la región a valores
actuales. Las inversiones en adaptación pueden tener además beneficios
significativos en materia de desarrollo, desde seguridad alimentaria hasta
mejoramiento de la calidad del aire y reducción de la congestión vehicular.
La gran pregunta es ¿de dónde
provendrán los fondos requeridos para adaptación? “No le puedo contestar esa
pregunta, pero le puedo decir que tanto los países como los bancos
multilaterales y los donantes, todos van a tener que prestarle más atención al
asunto de adaptación, porque sin adaptación, los costos de los impactos se
multiplican”, dijo Walter Vergara a BBC Mundo.
El informe señala que además
de adaptación, también se requieren inversiones para reducir radicalmente las
emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero.
Vergara destaca la necesidad
urgente no sólo de acuerdos de reducción de emisiones sino también de acciones
individuales, como disminuir “nuestro patrón de uso de recursos naturales, por
ejemplo, usando transporte publico, que es una forma muy eficaz y rápida para
reducir emisiones. Las concentraciones de CO2 están aumentando todos los años.
Ya estamos muy cerca de 450 ppm (partes por millón) lo que está asociado con un
aumento de temperatura neto de dos grados. Los cálculos que hace este trabajo
son para dos grados”.
Para Vergara “lo que podemos
hacer es disminuir daños para nuestros hijos y nietos, ése debe ser nuestro
objetivo, no podemos descontar el futuro de nuestros hijos y nietos. El mensaje
importante es que tenemos que trabajar ya mismo o los daños van a aumentar en
forma exponencial”.
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