Queridos lectores, es nuestro deseo generar una cultura de prevención en lo relacionado a la gestión de riesgo, vulnerabilidad y mitigación ante los inminentes desastres causados por los diferentes fenómenos tanto naturales como sociales que, experimentamos en nuestro país; es por ello que, en ésta edición de dos domingos consecutivos, les estaremos proporcionando algunas herramientas y maneras útiles de prevenir los mismos, antes, durante y después de la ocurrencia de los más frecuentes de ellos.
No obstante, es imprescindible como parte de nuestra labor docente y proyección social conexa a nuestro Trabajo Educativo Social Universitario (TESU) que realizamos dentro y fuera de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, que inicialmente, deseamos sacar a nuestros compatriotas de ciertos errores que, por años, se ha arrastrado debido al desconocimiento por una parte, de nuestras marcadas estaciones del año como por otra de los conceptos relacionados a tan vital tema que nos ayudarán a tomar acciones o respuestas precisas para salvaguardar nuestras vidas y bienes.
ESTACIONES DEL AÑO EN HONDURAS.- En este sentido, es preciso señalar que, nuestro querido país Honduras, al encontrarse geográficamente ubicado entre el Trópico de Cáncer y el Ecuador, se le atribuye la denominación de país tropical, siendo su mayor característica un intenso calor generado por la recepción de la insolación producida por el sol que deja caer sus rayos perpendicularmente en la zona intertropical, dando lugar a los llamados equinoccios de primavera y otoño.
Es así como, en Honduras, el EQUINOCCIO DE PRIMAVERA se produce entre el 21 de marzo al 20 de junio (aquí los días y las noches poseen la misma duración en los dos hemisferios, los cuáles son de 12 horas); el SOLSTICIO DE VERANO inicia el 21 de junio al 22 de septiembre; el EQUINOCCIO DE OTOÑO inicia a partir del 23 de septiembre al 20 de diciembre, por ende y finalmente el ciclo se cumple con el SOLSTICIO DE INVIERNO mismo que, inicia el 21 de diciembre al 20 de marzo.
¡A LO QUE LLAMAMOS VERANO NO ES VERANO Y LA TEMPORADA DE LLUVIAS NO ES INVIERNO! ¿Desconcertante, verdad?, a lo que nosotros llamamos verano “semana santa o vacaciones veraniegas para otros” es realmente nuestro Equinoccio de Primavera y, a lo que mal denominamos invierno por las lluvias que se empiezan a originar en nuestro territorio, es nuestro Solsticio de Verano; lo que nos demuestra que, nuestro verano es lluvioso.
La equivocación se debe a que durante la invasión española en el siglo XVI, los ex soldados de la guerra contra los moros al sur de España se vieron sometidos al clima del Mediterráneo, en donde llueve en invierno y por ello a la estación de lluvias en Las Honduras, también le llamaron igual. Y, para terminar, es a partir del Solsticio de Otoño que nuestro país se ve expuesto a las diversas conformaciones de Huracanes que año con año producen daños incuantificables, no sólo por la pérdida de vidas valiosas, sino que, también por la pérdida de daños materiales y económicos. Durante el cuarto viaje y recorriendo las costas de la actual Mosquitia hondureña, Don Cristóbal Colón y su tripulación fueron los primeros europeos en disfrutar de un huracán en alta mar.
¡UN POCO DE HISTORIA PARA RECORDAR! De acuerdo a los registros históricos, las inundaciones son la amenaza de mayor frecuencia en Honduras, ya que son originadas por ondas, tormentas tropicales y huracanes y su período comprende a partir del mes de mayo a noviembre de cada año. En octubre de 1906, las inundaciones en la zona central, sobre todo en Comayagüela y Tegucigalpa, dañaron la infraestructura por un costo de Lps. 500,000.00. Esta cifra, medida con los valores actuales, nos parecerá muy pequeña, pero si nos situamos en esa época era una cifra realmente alta, porque el Presupuesto Nacional no alcanzaba los Lps.3.000.000.00. El 5 de octubre de 1933, la capital se inundó por las aguas embravecidas del río Choluteca.
Los daños se estimaron en Lps.900.000.00. En octubre de 1954, las inundaciones provocaron grandes daños en las compañías bananeras y en la zona norte, obligando al cierre de operaciones de muchos campos bananeros. Las inundaciones del 26 de septiembre de 1965 causaron daños en Tegucigalpa por valor de Lps.1.5 millones. Durante los años de 1974, 1975 y 1976, Honduras destinó a proyectos de rehabilitación social y reconstrucción de su infraestructura Lps. 600,000.000.00. Los impactos en el Presupuesto Nacional alcanzaron un porcentaje del 30% anual. En resumen, Honduras durante el presente siglo, ha sufrido pérdidas materiales por unos Lps 100.000,000.00 (cien billones de lempiras) (US$ 7.9 billones de dólares), debido a inundaciones, desastres naturales y huracanes. A las pérdidas materiales debe añadirse la incontable e invaluable pérdida de vidas humanas. Esta experiencia del huracán y tormenta tropical Mitch ha planteado un nuevo esquema que se traduce en manifestar una Honduras antes del Mitch y una Honduras después del Mitch (2).
Los deslizamientos también están presentes en particular en el departamento de Francisco Morazán, generalmente vienen acompañados por lluvias, que se ven proclives a venirse abajo por las condiciones topográficas, la inconsistencia del suelo e incluso por la acción humana, como: la deforestación, construcción de obras de infraestructura y desarrollo de asentamientos humanos. La mayor amenaza es generada por los huracanes, como los que han ocurrido con el Fifí, y El Mitch.
Ahora, entrando en materia ¿A QUE SE REFIEREN CUANDO SE NOS HABLAN DE: GESTION DE RIESGO, VULNERABILIDAD, AMENAZA, PREVENCION Y MITIGACIÓN? Gestión de riesgo, es el proceso social integrado a todo el quehacer humano cuyo fin último es la prevención, mitigación, reducción y control permanente del riesgo de desastres; en la búsqueda de un desarrollo humano, económico, ambiental y territorial, sostenibles a fin de evitar la probabilidad de pérdidas o daños ocasionados por un evento natural o provocado por los humanos que afectan a las personas, los bienes o el ambiente. En ese sentido, el riesgo se concibe conceptualmente como una función de dos variables: la amenaza y la vulnerabilidad. Y es que las amenazas no pueden significar el mismo grado de riesgo si la población o grupo amenazado no tiene el mismo nivel de vulnerabilidad. Veámoslo con un ejemplo: la amenaza de una erupción de un volcán no puede suponer el mismo riesgo para los habitantes de un poblado que está localizado en las faldas del cono volcánico, que para los habitantes de otra población situada a más de 50 kilómetros de distancia. Y es que el grado de vulnerabilidad de los primeros es mayor al de los segundos, precisamente por la cercanía.
VULNERABILIDAD: La propensión de los seres humanos y grupos sociales de sufrir la muerte, la enfermedad, lesiones, daños y pérdidas en sus medios, bienes y modos de vida y encontrar dificultades en recuperarse de manera autónoma. La vulnerabilidad puede explicarse por la existencia de distintos factores o causas de naturaleza social, económica, física, estructural, institucional, organizacional, eco-sistémico, educativa y cultural.
AMENAZA: Peligro o peligros latentes que representan la probable manifestación de un fenómeno externo físico de origen natural (geológicos, hidrometereológicos), de un fenómeno socio-natural o de autoría humana (tecnológicos/culturales), que se anticipan, con potencial de generar efectos adversos en las personas, la producción, infraestructura y los bienes y servicios. TIPO DE AMENAZAS: a) De origen natural: deslizamiento, inundaciones, sequías, huracanes, etc. b) Provocados por la acción humana: tala o incendios de los bosques, uso de plaguicidas y fertilizantes químicos en cultivos cercanos al río, vertido de residuos industriales, mal manejo de materiales peligrosos.
PREVENCIÓN: Medidas y acciones dispuestas con anticipación con el fin de evitar, impedir o suprimir las posibles consecuencias dañinas de un fenómeno peligroso de origen natural o de autoría humana y proveer protección permanente sobre la población, los bienes, los servicios y el ambiente. Incluye medidas legislativas para el control del uso de la tierra y ordenación urbana, así como su aplicación, al igual que medidas de ingeniería y de protección física. Ejemplo: no construir viviendas en zonas de riesgo. MITIGACIÓN: Planificación y ejecución de medidas de intervención dirigidas a reducir o disminuir el riesgo generado por un fenómeno natural, socio-natural o de autoría humana. La mitigación es el resultado de la aceptación de que no es posible controlar el riesgo totalmente y que es posible atenuar o reducir el impacto previsto sobre la sociedad y medio ambiente.
RESPUESTA EN CASO DE EMERGENCIA.- La respuesta en caso de emergencia es lo más importante para salvar nuestra vida, y en la medida que podamos actuar, también podremos ayudar a otros y salvar las pertenencias de mayor importancia. ¿EN QUÉ CONSISTE? En acciones puestas en práctica inmediatamente antes, durante y después del inicio de desastres de gran magnitud o emergencias a gran escala con el fin de minimizar la pérdida de vidas y los daños a la población y a sus bienes y lograr una mayor eficacia en la recuperación. La respuesta en caso de emergencia abarca la identificación de peligros y su aviso, la evacuación de poblaciones amenazadas, el refugio de las víctimas, la atención médica de emergencia, las operaciones de búsqueda y rescate, la seguridad y protección de los bienes, y la asistencia familiar. Otros ejemplos incluyen la construcción de diques provisorios, el cierre de rutas o puentes, la provisión de agua o electricidad de emergencia, y la respuesta en caso de peligros secundarios, tales como el fuego o las emisiones liberadas por materiales peligrosos. La calidad y lo oportuno de la respuesta en caso de desastre son el resultado de la planificación y la capacitación realizada durante el período de preparación previo al desastre.
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