La región mediterránea y las
provincias cercanas al golfo de Cádiz son las más expuestas, y la peor época
comienza ahora
Tras 20 años recopilando
información sobre tornados en España, un investigador de la Agencia Estatal de
Meteorología (AEMET) publica en la revista Atmospheric Research un estudio
realizado a partir de una base de datos con más de 1.000 tornados observados,
en el que analiza los cambios espaciales y temporales de estos fenómenos. Los
resultados demuestran que cada año los tornados azotan la geografía española.
En marzo de 1671, un tornado
golpeó la ciudad de Cádiz y provocó cuantiosas víctimas mortales, “sobre todo,
marinos, porque, aunque resulte extraño, la mayoría de ellos no sabía nadar”,
señala a SINC Miquel Gayà, autor del estudio e investigador, ya jubilado, en la
delegación de Islas Baleares de la AEMET.
Gayà realizó el estudio de
tornados en España a partir de una base de datos con información de diferentes
fuentes. Para cubrir el período anterior a 1825, el investigador hizo acopio de
crónicas de la época y de la incipiente prensa. Entre 1826 y 1975, recogió
información de prensa y de servicios meteorológicos –del español desde 1860 en
adelante–. Para el período más reciente echó mano además de documentos
audiovisuales, internet y otros estudios de expertos en meteorología que
corroboraron dichos eventos.
“En la actualidad, la Península
Ibérica no está exenta del riesgo de estos fenómenos meteorológicos. Un tornado
como el de Cádiz podría darse otra vez en cuanto a intensidad”, asegura Gayà,
quien añade que “mucho más difícil será que cause tantas víctimas”.
Algunos de estos tornados
hicieron mella, no solo en las ciudades y la población, sino también en obras
literarias y artísticas. Por ejemplo, el 12 de mayo de 1886 se produjeron
numerosas tormentas sobre la Península Ibérica. La más violenta fue la que se
inició en Madrid, en Carabanchel Alto (entonces municipio independiente), con
una magnitud estimada F3 en la escala de Fujita, que causó numerosas víctimas
mortales y heridos, además de daños materiales. La mayor parte de los
fallecidos fueron a causa del colapso de las estructuras en las que se
refugiaron.
Este tornado también dejó su
huella en la novela Misericordia (1897) de Benito Pérez Galdós. Sin embargo, el
caso de tornado más importante en España fue el de Cádiz en 1671, que
probablemente tuvo magnitud F4.
Recientemente, en 2009, otros tres azotaron la isla de Mallorca. Según el estudio, España tiene tornados cada año. Alguno puede ser “realmente importante”, del estilo de los que suceden en EE.UU. Sin embargo, “en nuestro caso, con una frecuencia notablemente inferior”, subraya el experto.
“Los tornados muy fuertes (F4 o F5) son muy escasos en EE.UU., y también lo son aquí. Pero no inexistentes”, zanja Gayà. La base de datos realizada por el científico demuestra que de 1976 a 2009, el número de fenómenos severos que se han conocido, sobre todo durante el otoño, se ha incrementado hasta 1995. A partir de esa fecha se ha estabilizado.
Más frecuentes por la tarde
La investigación subraya que estos fenómenos meteorológicos son más frecuentes de las 12.00 a las 18.00 horas, ya que la formación de tormentas tiene “mucha dependencia del calentamiento diurno”.
En cuanto a las zonas geográficas, la región mediterránea y las provincias más cercanas al Golfo de Cádiz son las más expuestas a la actividad de los tornados, a excepción de Madrid que de 1826 a 1975 registró un gran número de ellos. “Esto se debe a que posee una alta densidad de población comparada con los alrededores y, por tanto, es mucho más fácil que se registre”, explica el autor.
Las Islas Baleares, las costas
orientales de la Península Ibérica, el área de Gibraltar, el noroeste de España
y el Golfo de Vizcaya son zonas susceptibles de sufrir trombas marinas. Las
Islas Canarias, por su situación geográfica y su clima más tropical, los sufren
también, pero no son las zonas más afectadas. “De 1984 a 2009, Canarias ha
tenido 20 trombas marinas y 11 tornados”, apunta el estudio.
“Aunque en España tuvo lugar uno
de los tornados más mortíferos del mundo, el fenómeno sigue considerándose
ajeno al país”, insiste Gayà, quien recuerda que desde finales del verano hasta
el mes de noviembre, estos fenómenos son más frecuentes.
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