A diez días de la tormenta,
muchas calles de Barracas y Mataderos permanecen intransitables por la cantidad
de árboles caídos
Con el cepillo en una mano y
un balde en la otra, Héctor limpiaba las paredes de su casa con una pasión
desenfrenada. Quizá la bronca lo impulsaba, quizás eran las ganas de ver su
casa como era antes. Antes de la furiosa tormenta que hace 10 días depositó un
árbol sobre el techo de su vivienda, en el pasaje Chamical al 5000, en
Mataderos, y minó sus nervios hasta nuevo aviso.
Poco le importa saber que el
Servicio Meteorológico Nacional dio ayer su veredicto: se trató de un tornado,
con vientos de entre 120 y 250 kilómetros por hora (ver aparte). Todo está como
aquella noche en la que fueron protagonistas de una película de terror: Héctor
es uno de los cientos de vecinos que todavía sufren las consecuencias del
violento temporal que sacudió a la ciudad y al conurbano, y causó 17 muertes.
La plaza Henry Dunant, en
Primera Junta y Guardia Nacional, frente a la casa de Héctor, es hoy un bosque
imposible de atravesar. No quedó un árbol en pie. "Estamos igual que el
primer día. Los vecinos nos organizamos para juntar los troncos y yo mismo
conté con una sierra las ramas que entraban a mi living por la ventana",
dice enojado.
Las cuadrillas del gobierno
porteño no dan abasto para limpiar las calles de las zonas más castigadas por
la tormenta. En una recorrida por Barracas, Caballito, Mataderos y Pompeya, LA
NACION pudo ver calles cerradas al tránsito por árboles caídos, troncos
apoyados sobre rejas y paredes y pilones de ramas secas que se acumulan en las
calles. Muchos obstaculizan el paso de peatones y de autos.
Las ráfagas de viento
voltearon 1500 árboles y el ministerio ya intervino sobre 9760 ejemplares que
perdieron parte de su follaje con la tormenta. La caída de árboles y sus ramas
afectaron 472 viviendas (de las que despejaron 465), cortaron 710 cuadras (de las
que liberaron 702) y golpearon a 350 vehículos, según contabilizó el ministerio
de Ambiente y Espacio Público.
En los primeros cuatro días
después del temporal las cuadrillas del ministerio levantaron 5.500.000 kilos
de ramas y troncos, lo que equivale a tres meses de trabajo en la planta del
Ceamse, según dijeron.
"Buenos Aires está en un
proceso de tropicalización inexorable y tormentas como esta son producto del
cambio climático que no es sólo soportar un poco más de calor. Todos debemos
hacer caso a rajatabla a las recomendaciones de los alertas", advirtió el
ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli.
La calle California, entre la
avenida Vélez Sarsfield y Luzuriaga, en Barracas, está completamente cubierta
de los árboles que volaron del parque Pereyra.
Aunque está cerrado al
público, ya que los árboles destruyeron al caer varias rejas y el patio de
juegos, una pareja se besa sentada en un banco, con la música de fondo de las
motosierras que intentan hacerse paso en el bosque de la calle California. Más
que dos enamorados, son dos valientes. El banco junto a ellos está totalmente
aplastado por uno de los árboles que cayó en el parque.
Otros espacios verdes
permanecen cerrados, como el parque Rivadavia, parque de los Patricios y el Centenario
y plazoletas más chicas, como la Sargento Cabral, en Liniers, y la 17 de Mayo,
en Mataderos, quedaron casi destruidas por completo.
SOBRE EL ASFALTO
En la avenida Vélez Sarsfield
al 300, tres empleados del Servicio Penitenciario Federal cortaban ayer las
ramas de los árboles que derrumbaron uno de los paredones de la Unidad 21,
donde se alojan internos con enfermedades infecciosas agudas y contagiosas. Los
transeúntes que caminaban por la vereda debían, en esa cuadra, bajar al asfalto
sin poder ver, por las ramas, los autos que venían por la avenida.
Jorge y Mary viven frente a la
plazoleta Dunant hace más de 40 años, "cuando las calles eran de
tierra", recuerdan. De tierra como están ahora cubiertas de hojas secas y
ramas de todos los tamaños. Mary se confiesa macrista y no quiere hablar mal,
pero Jorge asegura que el espacio verde ya estaba muy descuidado ya antes del
tornado.
Señalando la plaza con el
cepillo, Héctor agregó: "No quiero ni pensar qué pasaría si viene alguien
con un fósforo". El lugar está intransitable y la falta de luz lo
convierte de noche en zona de peligro. "Lo recorro todas las noches a
oscuras, imaginate", contó el policía de la cuadra. A su lado, el motor
del Ford viejo quedó al aire cuando lo aplastó un árbol.
En White al 2000, a la altura
de la avenida Eva Perón al 4700, las ramas de un árbol obligan a peatones y a
automovilistas a transitar por una sola mano en una calle de dos sentidos. A lo
largo de toda la avenida de Mataderos se ven montones de hojarasca seca que caen
sobre el pavimento y raíces gigantescas de árboles que ya fueron cortados.
LAS CIFRAS DEL TEMPORAL
250 km/h
Velocidad de los vientos
El Servicio Meteorológico
Nacional informó ayer que los vientos del miércoles pasado fueron de entre 180
y 250 km/h, lo que los convierte en un tornado.
5.500.000
Kilos de ramas y troncos
Fueron retirados de las calles
de la ciudad por las cuadrillas del Ministerio de Ambiente y Espacio Público
los primeros cuatro días después de la tormenta.
701
Calles cerradas al tránsito
La caída de árboles provocó
que muchas arterias quedaran obstruidas. El gobierno informó que 702 ya fueron
liberadas. En muchas otras, se apilan las ramas.
17
Víctimas mortales
La violencia del temporal
terminó con la vida de 17 personas en la ciudad y en el conurbano por el
derrumbe de viviendas, caída de árboles y postes.
9760
Árboles en problemas
Si bien fueron 1500 los
ejemplares derribados por el viento, un número mucho mayor de árboles perdieron
grandes ramas que cayeron sobre casas y autos.
472
Casas afectadas
Durante el temporal, postes de
luz y árboles cayeron sobre centenares de viviendas particulares, así como se
desplomaron sobre 350 automóviles.
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