Un cambio de especies
dominantes y su relación ente ellas, son algunas de las importantes
modificaciones que podrían experimentar las comunidades biológicas de las zonas
polares, a causa del calentamiento global, explica un reciente estudio
publicado en la destacada revista Nature, como parte del proyecto de
investigación internacional codirigido por los profesores Antonio Camacho, del
Instituto Cavanilles de la Universidad de Valencia, y Antonio Quesada de la
Universidad Autónoma de Madrid.
El calentamiento global,
consecuencia del cambio climático, que están experimentando la Península
Antártica y el Ártico, podría producir cambios importantes en las zonas
polares, polares ya que cubren extensas zonas libres de hielo durante el verano
polar, modificando de forma sustancial el funcionamiento de los ciclos
biogeoquímicos en dichos ambientes.
Estos cambios consistirían en
el cambio de especies dominantes y las relaciones entre ellas, aumentando la
presencia de especies productoras de toxinas, e intensificándose los
intercambios de carbono y nitrógeno entre reservorios vivos e inertes.
Las regiones polares que
durante el verano están libres de hielo suelen ser las únicas que presentan
agua líquida disponible (a excepción de los océanos) y por tanto en las que la
vida puede prosperar en los cortos veranos polares. Es en estas zonas en las
que los tapetes microbianos constituyen la mayor biomasa no marina, y acumulan
la mayor biodiversidad polar.
Los experimentos se realizaron
con tapetes microbianos, comunidades microbianas multiestratificadas dominadas
por cianobacterias, obtenidos de la Península Byers (Isla Livingston,
Archipiélago Shetland del Sur, Antártida) gracias a la financiación del
entonces Ministerio de Ciencia e Innovación en el transcurso del Año Polar
International, así como de diferentes regiones del Ártico. Dichos tapetes se
mantuvieron durante un periodo de 6 meses a diferentes temperaturas, similares
a las encontradas en la Antártida y en el Ártico y a las que se podría llegar
en el transcurso de las siguientes décadas según los modelos de cambio
climático.
Los resultados obtenidos,
fundamentados en análisis moleculares y microscópicos, indican un notable
cambio en las especies que dominaban los tapetes, de manera que a las
temperaturas esperadas en las próximas décadas en la región, habría un aumento
de la diversidad de cianobacterias (los principales formadores de los tapetes
microbianos en estas zonas), pero también cambios en la dominancia, con lo que algunas
especies dominantes a bajas temperaturas desaparecerían a las temperaturas
pronosticadas por los modelos climáticos.
A temperaturas aun más
elevadas la tendencia se invierte, disminuyendo la diversidad y tendiendo a la
desestabilización de los tapetes y potencialmente su desaparición, y con ello
la pérdida de las comunidades biológicas, microbianas en este caso, más
características de las zonas terrestres en estas altas latitudes, las cuales
desempeñan un papel crucial en los ciclos biogeoquímicos.
Estas variaciones en las
especies pueden tener importantes repercusiones sobre el resto de los
organismos que habitan estos ‘microecosistemas’ : virus, bacterias, protozoos,
hongos, gusanos nematodos, tardígrados (todos ellos microscópicos) y que se
alimentan de las cianobacterias, ya que normalmente están adaptados a un tipo
concreto de alimento., pero, mucho más importante, pueden tener implicaciones
sobre el funcionamiento global de estos ecosistemas polares en las zonas del
planeta que están sufriendo un calentamiento más acusado, zonas que desempeñan
un importante papel en los ciclos biogeoquímicos globales y en la regulación
del clima de la Tierra.
Uno de los resultados más
sorprendentes de esta investigación ha sido el descubrimiento de que a las temperaturas
esperadas en la región debidas al cambio climático, las cianobacterias que
dominan los tapetes microbianos comienzan a producir toxinas, en particular
microcistinas, que pueden tener una gran influencia en el resto de los
organismos.
Dichas toxinas son bien
conocidas en regiones templadas y producidas por cianobacterias de nuestros
ecosistemas acuáticos. Sin embargo son muy escasas en los ecosistemas polares,
describiéndose por primera vez en el Ártico en este artículo. Sus efectos
pueden ser letales sobre ciertos organismos y por tanto las consecuencias del
cambio climático sobre las comunidades más importantes y diversas de las zonas
polares fuera de los océanos podrían llegar a ser cruciales para el
mantenimiento de los ecosistemas polares tal y como hoy los conocemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario