Fuerte impacto. Asia Central
experimenta un calentamiento mayor y más rápido que el promedio mundial. La
agricultura es la actividad más afectada.
El cálculo que realizan CEPAL,
BID y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) sobre el daño que provoca el
cambio climático es el siguiente: la emisión de CO2 es hoy de 50.000 millones
de toneladas/año, lo que significa 7 toneladas per cápita. Implica que en 2050
la temperatura mundial media aumentaría 2 grados centígrados y provocaría un
daño económico y social con características de emergencia global , que pone en
juego la gobernabilidad del sistema.
Asia Central (eje en el este
de China) experimenta un calentamiento mayor y más rápido que el promedio
mundial y adelanta, quizás en una década, el calendario de 2050.
El impacto del cambio
climático converge en esta región con un agotamiento de los recursos, sobre
todo del agua.
La agricultura es la actividad
más afectada y se torna insustentable en el mediano/largo plazo. Asia Central crece
el doble o el triple que en los países avanzados y experimenta un
extraordinario proceso de urbanización y de emergencia de una clase media
global, que intensifican la utilización de recursos, por encima del auge del
producto.
Asia es el territorio más seco
del mundo, con un consumo de agua per cápita que es la mitad del promedio
mundial (6.380 m3 por habitante/año).
Sus fuentes hídricas tienen
una décima parte de los niveles disponibles en América del Sur y 25% de los de
EE.UU. En ella, el agua per cápita declina 1,6% por año.
La transición dietaria en
China (vuelco masivo a las proteínas cárnicas) es altamente intensiva en el
consumo de agua.
Se requiere 10 veces más agua
para lograr 1 kg de carne que una medida similar de arroz o trigo.
En la República Popular la
producción agrícola se hace bajo riego; utiliza 81% de los recursos hídricos
(Europa, 29%; EE.UU., 38%). El cambio climático es un resultado directo de la
economía industrial, a partir sobre todo de 1870-1960 (2° Revolución
Industrial) y de su principal innovación tecnológica, el motor a combustión
interna, cuyo insumo es el petróleo.
En los últimos 20 años ha
surgido en el mundo avanzado una economía de la información, que utiliza menos
energía y fuerza de trabajo por unidad de producto y en forma decreciente.
La economía de la información
es la que le otorga a la producción manufacturera un carácter sustentable, del
que carecía en la era industrial .
En la modernidad la regla es
que “el hombre sólo se plantea problemas que puede resolver”. Sin la economía
de la información, la crítica ambiental tendría el carácter de una protesta
romántica y de un reclamo ético-individual.
Ahora la situación ha
cambiado, y se abre paso una época de grandes transformaciones y reformas de
alcance global, acompañada por una gigantesca relocalización productiva (por
ejemplo, el traslado de la producción primaria de alimentos de China a América
del Sur).
El capitalismo no es sólo un
mecanismo de acumulación económica.
Es un proceso histórico
totalizador, que a su faz productiva une un sistema de hegemonía política y un
“proceso civilizatorio” , que transforma las necesidades, valores, actitudes y
deseos de pueblos e individuos.
En él, la clave de lo
ecológico se encuentra en el “proceso civilizatorio”, identificado en la era
industrial con la modernidad . La naturaleza es para ella un objeto, utilizada
como insumo de la producción, y en general del dominio del hombre.
Por eso, debe ser destruida
como un paso necesario de su transformación. Por consiguiente, el saber de la
modernidad es sinónimo de procedimiento eficaz (técnica) . “El iluminismo (la
modernidad) es un programa de dominación, primero de la naturaleza y luego del
hombre, y trata a los dos como objetos” (Horkheimer y Adorno, Dialéctica del
Iluminismo ).
El cambio climático no tiene
respuestas técnicas o sectoriales.
Reclama el surgimiento de una
nueva civilización , fundada en valores y actitudes distintos a los de la
modernidad.
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