20 sept 2010

Lluvias: historias de la catástrofe

Éste es el recuento de los daños: 600 mil damnificados por las lluvias según datos de la Cruz Roja Mexicana. En Tabasco, Veracruz, Oaxaca y Tamaulipas, los estragos por las lluvias, las cuales según la Comisión Nacional del Agua han rebasado el promedio anual hasta en 75 por ciento, se multiplican: hay infraestructura carretera con severos daños, ciudades inundadas, campos de cultivos anegados y pérdidas económicas de enorme magnitud.
A las causas de este desastre se puede sumar la realidad del cambio climático, efecto del calentamiento global del que somos responsables, pero también la falta de voluntad política, la negligencia y los escasos recursos económicos para realizar obras de prevención. Los reclamos se han multiplicado. En Juchitán, Oaxaca, el nueve de septiembre, el presidente municipal Mariano Santana no pudo contenerse y, después de agradecer con frases hechas los apoyos federales, dijo: "No queremos sólo despensas y cobertores, sino que se resuelva el problema de fondo, por el que cada año nos estamos inundando". El presidente Felipe Calderón y el gobernador Ulises Ruiz sólo escucharon, circunspectos, al alcalde.

Las tormentas en esa región fueron intensas y se prolongaron durante 15 largos días. Los caminos, brechas por las cuales se accede a las comunidades más apartadas, fueron severamente dañados, lo mismo que las carreteras, además de las cosechas perdidas, las escuelas cerradas y comunidades enteras sufriendo los efectos del aislamiento.

En su intervención el presidente Calderón recurrió a datos de la Conagua para señalar que este año pasará a la historia como uno de los más lluviosos de que se tenga memoria. Para atender la situación que se vive en Oaxaca, el encargado del Poder Ejecutivo afirmó que se han liberado más de 100 millones de pesos del Fonden (Fondo Nacional para Desastres Naturales) para los 95 municipios declarados en emergencia y que, hasta entonces, se habían entregado 70 mil despensas, 136 mil cobertores, 90 mil colchonetas, agua y equipos de limpieza.
TABASCO AMENAZADO

Villahermosa, Tabasco, seis de septiembre. El gobernador Andrés Granier Melo escuchó los ofrecimientos del presidente Calderón para culminar el Plan Hídrico, una serie de obras que buscan enfrentar las difíciles condiciones de un estado donde se concentra la tercera parte de los recursos hidráulicos del país en poco más del uno por ciento del territorio, y donde corren imponentes afluentes del Usumacinta y el Grijalva, además de muchos otros ríos y lagunas.

Granier tomó la palabra para reclamar: "Este estado y este pueblo no pueden seguir sufriendo (...). Señor Presidente, a nombre del pueblo de Tabasco, respetuosamente le solicitamos, con base en las condiciones actuales del estado y las recurrentes inundaciones, una reingeniería total de nuestro territorio".

Días después, el nueve de septiembre, Granier se reunió con la Comisión de Protección Civil en el Senado con el propósito de acceder a recursos económicos extraordinarios más allá de los que pueda erogar el Fonden, además de un presupuesto especial para el año próximo. El Plan Hídrico, insistió el gobernador, lleva un atraso de 60 por ciento en sus obras, y las fuertes lluvias que se esperan para los meses de septiembre y octubre amenazan a los tabasqueños.

En Villahermosa es evidente que los 40 kilómetros de bordos de protección edificados no son suficientes. Cuatro mil millones de pesos no alcanzaron para concluir la obra de la compuerta de El Moncayo, con la que se busca controlar las corrientes del río Mezcalapa. Tampoco se han realizado acciones como el urgente desazolve de ríos o la edificación de muros para contener la amenaza de las posibles inundaciones.

En la mencionada reunión, efectuada con senadores y diputados, Granier afirmó que las últimas cuatro inundaciones ocurridas en Tabasco se hubieran evitado si la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no hubiera permitido el sobrecupo de las aguas de las presas hidroeléctricas que se encuentran en la entidad: La Angostura, Chicoasen, Malpaso y Peñitas. Vale mencionar que en este sistema de presas se genera la mayor parte de la energía eléctrica que se consume en el país.

Fue a final del año 2007 cuando Tabasco sufrió la peor inundación, hasta hoy, en su historia. Las pérdidas económicas de acuerdo a datos de la Comisión Económica para América Latina y del Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred) fueron de 31 mil 871 millones de pesos. Tres años después las pérdidas se multiplicaron: 12 de los 17 municipios tabasqueños han sido declarados ya en estado de emergencia, los damnificados suman 130 mil, sufren de serias afectaciones 400 localidades y 187 mil hectáreas de cultivos y pastizales inundados representan severas pérdidas económicas para 20 mil productores agrarios.

Ante esto, el gobernador señaló: "Debido a las cuatro recientes inundaciones, el erario estatal ha sufrido una merma de casi 50 mil millones de pesos y miles de tabasqueños han resultado afectados". Pero la tragedia de Tabasco tiene otra faceta: a la devastación causada por las lluvias y el retraso en las obras del Plan Hídrico, hay que sumar la falta de acceso a las aportaciones del Fonden. Resulta una cruel paradoja que más allá de la emergencia declarada en 12 de los 17 municipios tabasqueños, no se cuente con los recursos federales para afrontar la situación por no tener el gobierno estatal con qué realizar las aportaciones exigidas para el buen funcionamiento del Fonden. Granier dijo a los diputados y senadores integrantes de la Comisión de Protección Civil: "No es cuestión de privilegios, sino del trato justo que Tabasco merece por lo mucho que aporta al desarrollo del país, pero a pesar de ello se mantienen enormes asimetrías socioeconómicas con el resto de las regiones".

Los damnificados en Tabasco aún pueden multiplicarse por los asentamientos urbanos y rurales establecidos en los cauces de los ríos, como ocurre en Villahermosa, donde existen fraccionamientos y centros comerciales donde nunca debió autorizarse su permiso de construcción. En la reunión celebrada con senadores y diputados, el gobernador de Tabasco dijo que el estado se encuentra en la antesala de un desastre todavía mayor al ocurrido en el año 2007.
VERACRUZ

El nueve de septiembre en Veracruz, el director de Protección Ciudadana del puerto denunció ante la prensa lo que considera un mal manejo en el desfogue de las presas ubicadas en Oaxaca, Cerro de Oro y Temascal, lo que provocó serias inundaciones en el sur de su estado. "Sólo así podemos explicarnos que transcurrieran cuatro días sin lluvias en el sur y que los ríos Papaloapan y Coatzacoalcos no sólo siguieran desbordados, sino que aún se espera incrementen sus niveles".

En Veracruz, la cifra de damnificados alcanza ya los 200 mil. Las afectaciones en caminos y puentes y en la infraestructura pública del sur y el centro de la entidad superan los mil 500 millones de pesos. Allí ocurre algo similar a lo que pasa en Tabasco: para que los mil 704 millones de pesos del Fonden fluyan a los 25 municipios declarados en situación de emergencia, se requiere una aportación por parte del erario estatal de 848 millones de pesos, de los que el gobierno veracruzano dice carecer.

Las imágenes de la devastación por las lluvias estremecen: ciudades inundadas, familias que han perdido sus hogares, comunidades aisladas, daños en la infraestructura urbana y carretera. Reportes oficiales con los datos más recientes indican que se han perdido 12 vidas humanas. En el informe "Desarrollo con bajo uso de carbono para México", preparado por el Banco Mundial, se asienta que "México es uno de los países que enfrentan un alto riesgo por el cambio climático, respecto de la disponibilidad del agua, el incremento en la frecuencia e intensidad de las tormentas tropicales y posibles inundaciones en ambas costas del territorio". En el país, 20 millones de personas viven en regiones donde acechan los impactos de huracanes.

De acuerdo a datos provenientes del Informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en la década de los años noventa se triplicó el número de catástrofes resultado de fenómenos naturales: 90 por ciento de las víctimas y 85 por ciento de las pérdidas materiales están determinados por el clima. El Programa Especial de Cambio Climático de México reconoce nuestra extrema vulnerabilidad: en 15 por ciento del territorio nacional, más de 68 por ciento de su población y 70 por ciento de su Producto Interno Bruto se encuentran en riesgo ante los impactos generados por el cambio climático. Yucatán, Quintana Roo, Campeche y Tabasco han sufrido los efectos de huracanes devastadores en los últimos años: Keith (2002), Isidore (2002), Emily y Wilma (2005), Stan (2006), Dean y Lorenzo (2007), y Dolly en 2008. Para concluir un dato: De acuerdo al citado Programa Especial de Cambio Climático, entre 1980 y 2000 se registraron en México tres mil muertes y daños por cuatro mil 400 millones de dólares como resultado de eventos hidrometeorológicos.



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