Las Torres. Destruyó estructuras en tres puntos del barrio; meteorólogos recogen datos
Vecinos del barrio Las Torres no tienen dudas: lo del domingo no fue un temporal, fue un tornado. Los meteorólogos coinciden. Las chapas de un almacén volaron cuatro cuadras. Ayer los damnificados reconstruían y los expertos investigaban.
El domingo 17 de abril, entre las 15 y las 16 horas, un inusual fenómeno meteorológico sorprendió a los vecinos de ese barrio ubicado en la zona de los accesos de Montevideo.
"Mi almacén resistió el temporal de agosto de 2005 (en el que murieron 10 personas). Esto no fue un temporal, fue un tornado. Además la forma en que envolvía las cosas, que las chupaba, hasta animales. Vi un gato y un perro que cayeron muertos después que los levantó", aseguró Maribel Fredes, de 25 años, dueña junto a su esposo de un almacén en calle Primera del Norte casi Calle 3, que el tornado tiró completamente. "Quedó como un libro abierto", graficó.
También tiró la cocina y un cuarto, ya que en el mismo predio estaban el almacén y la casa donde vivían siete personas: Maribel y su esposo, tres adolescentes y dos bebés de tres meses y un año y medio. Sólo quedó un cuarto. Hoy viven todos ahí.
Una semana antes del tornado habían empezado a remontar el almacén, que había estado cerrado durante 15 días por duelo: el mes pasado falleció el cuñado de Maribel y su abuela. Ahora van a tener que empezar de cero, no les quedó nada. El viento reventó envases, vitrinas, y vidrios de las heladeras.
Ayer, vecinos, familiares y amigos ayudaban a la pareja a levantar paredes con materiales donados.
La familia también está recibiendo ayuda de los vecinos con la comida diaria. Pese a todo, Maribel agradece que a su hijo de un año y medio y a su nieta de tres meses -hija de la hija de 17 años de su marido- no les pasó nada, ya que estaban en la casa en el momento en que se registró el tornado. "A mi nene lo rozó un palo y lo sacó mi yerno porque si no me lo mataba. Fue horrible, no se lo deseo a nadie. Yo quedé en shock, quedé parada, parecía que me iba a desmayar. Me decían: `Quedate tranquila, los bebés están bien`", contó.
El meteorólogo Andrés Silva explicó a El País que los tornados leves -landspout o gustnado según la terminología en inglés- "tocan, suben, vuelven a bajar, en un período muy corto". En el barrio Las Torres se distinguen tres puntos aislados donde el viento provocó daños serios. Además, explicó, "la diferencia de presión generó la rotura de los vidrios de una casa vecina a la guardería". Silva visitó el lugar para observar los daños y está recolectando los posibles registros meteorológicos de ese día para identificar con precisión el fenómeno.
EXPLOSIÓN. Cecia Ramos, de 68 años, se descompensó por el susto que se llevó por el tornado del domingo. Sufre apnea del sueño y debieron llamar a un médico ese día porque sintió que se le cortaba la respiración. Sobre las 16 horas ella estaba en su casa, que está un poco más atrás que la de su hijo en el mismo predio, en calle Los Cedros entre Jacarandá y Las Magnolias. Cuando vio que se nubló fue a la casa de su hijo a cerrar las ventanas. En ese momento sintió una fuerte explosión. Piedras y cascotes caían del techo porque "se levantó el alero de la casa de mi hijo y se rajó toda la planchada". Corrió al frente de la casa y le preguntó a unos chicos que estaban en la vereda qué era lo que pasaba, si había explotado una garrafa.
Además, en su casa se voló el techo totalmente (ver foto de la página B1), "cayó para la casa del vecino y le tiró el alero arriba del auto. Y cayó todo el tejido", relató. "Fue una desgracia con suerte. Si me hubiese quedado acá adentro -señala su casa- hoy no estaba viva", dijo Celia, quien cuenta que hoy siente un ruido fuerte y se pone nerviosa porque lo asocia al tornado del domingo. Su voz se quebró y sus ojos se enrojecieron: "Todo lo poquito que tenía lo rompió. Y todavía no me salió la jubilación".
Detrás de la casa de Celia está la guardería "Los Picapiedras" de Miriam López, en calle Las Magnolias casi Los Cedros. Padres, abuelos de los niños y compañeros del esposo de Miriam estaban ayer trabajando para reconstruir el local al que asisten, de lunes a viernes, 35 alumnos. Por suerte el tornado fue un domingo, agradeció.
"Más o menos 15.15, cuando llego a casa sentí un estruendo y miro por la ventana y ya estaban volando chapas, las sillitas de la guardería, las mesas, todo. Fue cuestión de segundos. Ayer de tarde apareció una señora con una sillita que encontró a unos metros de acá. Esto fue un tornado. La sensación primaria fue como que estaba bajando un helicóptero y sentía que se movía el piso", aseguró Miriam, que pensaba tener abierta la guardería hasta el miércoles y reabrir el lunes. Espera poder llegar con la reconstrucción para ese día. Dice que le faltan muebles. "La biblioteca está partida a la mitad, los roperos están rotos. Recién ahora que veo tanta colaboración estoy volviendo un poco en sí. En un minuto se llevó todo lo que en seis años logré, es muy fuerte. Hay que ponerle el pecho a las balas y seguir", afirmó Miriam.
El domingo se cortó la luz en la zona afectada por el tornado y fue repuesta por UTE sobre las 20 horas. También quedaron sin teléfono, a Miriam se lo reconectaron el lunes de mañana.
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