El fenómeno del calentamiento global se ha venido acentuando en el último medio siglo XX. Ello nos recuerda las advertencias del llamado "Club de Roma", cuando a finales de los años sesenta se retomaron las hipótesis Maltusianas.
Ellas indicaban que la disparidad entre el crecimiento poblacional y la producción de alimentos amenazaba con crecientes "hambrunas".
Si bien ello no ha ocurrido en las dimensiones advertidas, gracias al menor ritmo de expansión poblacional, es evidente que la presión por el agua y mayores cultivos han generado un grave deterioro ambiental. Ello ha suscitado calentamiento global y alteración climática, con prolongados ciclos de sequías y otros de excesos de lluvias.
Colombia también ha sido víctima de estos cambios climáticos. Primero fue el fenómeno de sequías de 1991-1992, generando escasez de alimentos, la consiguiente recesión y un grave "apagón eléctrico" de orden nacional. Más recientemente se registraron intensas lluvias, que en la zona Caribe implicaron cuadruplicar el volumen de lluvias y en la zona Andina su duplicación respecto de los niveles promedio. Se estima que se afectó un 5% de la población nacional, se inundaron unas 200.000 hectáreas, se dañaron vías, diques, puentes; todo ello requerirá inversiones por cerca de $10 billones durante 2011-2014.
A nivel local, se expidieron una serie de decretos de emergencia, no sólo para ayudar a damnificados y reparar los daños, sino para trabajar en la parte preventiva. Sin embargo, no somos muy optimistas sobre lo actuado en el caso de la Corporaciones Autónomas Regionales , habían convertido en fortines políticos que difícilmente podrán transformarse en entes técnicos en el corto plazo. A nivel global, los compromisos alrededor del "Protocolo de Kyoto" continúan postergándose y aún el mundo desarrollado es reticente a tomar correctivos drásticos en el corto plazo.
Entre los diferentes problemas generados por el calentamiento global, está la disminución de la oferta hídrica en el mundo. Esto ha generado problemas en el suministro de alimentos, especialmente en los países más pobres. Actualmente existen tecnologías de desalinización de agua marina, pero sus costos continúan siendo muy elevados. Una de las mayores esperanzas esta cifrada en la masificación del auto eléctrico, lo cual permitiría controlar las emisiones de CO2. Mientras ello ocurre, se debe racionalizar la obtención de biocombustibles, focalizándose en aquellos donde la relación Ouput/Input resulte eficiente.
En síntesis, la conciencia ambiental se ha despertado por cuenta de estas alteraciones climáticas recientes? la amenaza es de verdad. El problema es que las soluciones parecen ir a un ritmo inferior al requerido para contener los daños ambientales que continúan expandiéndose. Las alternativas aquí discutidas requieren de grandes inversiones de capital y los mercados, por sí solos, difícilmente se moverán en esa dirección. Se requiere acelerar y profundizar el alcance de las regulaciones ambientales a nivel global, donde el liderazgo de Europa frente a Estados Unidos y Japón ha sido evidente.
La clave está en alinear ese marco regulatorio con las señales de precio, particularmente en el campo de los commodities ligados a los combustibles y a los alimentos, por cierto ahora disparados (2010-2011) debido a la conjunción de los desastres climáticos y políticos (en el Medio Oriente y Norte de África).
Llamado del Minambiente a respetar el planeta
El viceministro de Ambiente, Carlos Castaño Uribe hizo un llamado para proteger y respetar los valores del planeta incluidos en la Carta de la Tierra declarada por la ONU. "No hay nada más propicio para indicar que el PND de Colombia hace alusión a los temas centrales de la Carta de la Tierra: disminuir la pobreza, lograr la prosperidad en la calidad de vida de todos los habitantes del planeta", afirmó.
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