MADRID. Obama mantiene su apuesta por la energía nuclear pese al recelo mundial
La amenaza nuclear por la crítica situación de la central japonesa de Fukushima ha disparado las revisiones de la seguridad en las plantas atómicas a lo largo de todo el mundo y ha llevado a algunos países a paralizar sus planes. Los últimos en sumarse a estos anuncios fueron ayer China, España y Bélgica, que someterán a un exhaustivo análisis la seguridad de sus centrales.
En el caso español, el Gobierno ha decidido verificar la fortaleza de sus plantas ante terremotos e inundaciones. Así lo anunció ayer en el Congreso el ministro de Industria, Miguel Sebastián, quien explicó que su departamento ha encargado una revisión completa de los ocho reactores operativos en el Estado, así como informes complementarios sobre los riesgos sísmicos y de inundaciones a los que puedan estar sometidos. La revisión comenzará por la central de Cofrentes, cuya vida útil se prorrogó diez años el día antes del accidente nuclear en la central de Fukushima, que posee el mismo tipo de reactor que la planta valenciana: de agua en ebullición.
El anuncio del ministro se produjo en respuesta a una pregunta del diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, quien comparó la actitud del Gobierno ante la crisis nuclear con la que tuvo ante la recesión económica: "Cruzarse de brazos", "minimizar" la gravedad y, finalmente, "no hacer nada en el momento oportuno".
También en el Parlamento, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, abogó por reforzar al máximo la seguridad de las centrales, aunque evitó ir más allá y se limitó a reiterar que el debate nuclear en España debe plantearse "en términos de racionalidad, no ideológicos". Según Zapatero, la fecha de cierre de la central de Garoña, previsto para 2013, es "razonable" tras 42 años de funcionamiento.
La Asociación de Municipios Afectados por Centrales Nucleares (AMAC) reclamó mejores planes de emergencia para las plantas y que la seguridad de los reactores se verifique en base a criterios profesionales, no políticos. Mientras Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, una de las compañías propietaria de centrales en el Estado, volvió a insistir en las "bondades" de la energía nuclear, los grupos ecologistas insistieron en "los peligros" de este tipo de generación.
Aprovechando que la Comisión de Industria del Congreso aprobó el martes el Proyecto de Ley sobre responsabilidad civil por daños nucleares, que establece un régimen de responsabilidad limitada para los titulares de las centrales de 1.200 millones de euros, Greenpeace exigió al Parlamento que la responsabilidad civil sea "ilimitada" en caso de accidente. Tanto esta organización como otros colectivos sociales y ecologistas han convocado para hoy movilizaciones en 20 ciudades para pedir al Gobierno español que cierre de inmediato la central de Garoña.
OBAMA DEFIENDE LO NUCLEAR Pese a la preocupación ante los daños de la central de Fukushima, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defendió el uso de energía nuclear en su país. Obama aseguró que "nada es completamente seguro y nada es completamente peligroso" en lo que se refiere a fuentes de energía, y mencionó el derrame de petróleo en el golfo de México el año pasado, el peor desastre ecológico en la historia del país. Subrayó que "las centrales nucleares estadounidenses se diseñaron para resistir todo tipo de desastres naturales", aunque indicó que "debemos examinar cómo podemos mejorar la seguridad y el funcionamiento de las plantas".
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