Científicos descubren cómo se
forma este monstruoso fenómeno capaz de producir graves daños en la Tierra
Un grupo de astrónomos de la
Universidad George Mason ha conseguido, por primera vez, relacionar una
Eyección de Masa Coronal con un arco de plasma solar. El hallazgo, que se
publica en Nature Communications, puede ayudar a predecir cuándo tendrán lugar
estos violentos fenómenos, capaces de provocar graves daños en la Tierra.
Entre todos los fenómenos
solares conocidos, las Eyecciones de Masa Coronal (CME) son, probablemente, los
que más preocupan a los científicos. Enormes masas de partículas cargadas que
el Sol expulsa sin previo aviso y en cualquier dirección, incluído nuestro
planeta. Nubes ardientes de radiación viajando a millones de km. por hora que
embisten periódicamente la Tierra y que tienen el potencial de
"freir", literalmente, nuestras redes eléctricas y de comunicaciones,
sumiéndonos en un largo periodo de oscuridad y silencio.
A medida que pasan los años,
astrónomos y astrofísicos empiezan a comprender cómo se originan estos
inquietantes eventos y esperan ser capaces de predecirlos en un futuro. Ahora,
un grupo de investigadores dirigidos por Jie Zhang, físico solar de la Universidad
George Mason, acaba de dar un paso importante al relacionar las CME con otra
clase de fenómenos: los enormes arcos de plasma que de vez en cuando se forman
sobre la superficie del Sol. Para Zhang y sus colegas, estas estructuras
podrían ser la causa de las llamaradas y erupciones solares, y también la raíz
de las peligrosas eyecciones de material solar.
Hace ya mucho que los
astrónomos se dieron cuenta de la existencia de enormes arcos de plasma
surgiendo, como por arte de magia, de la superficie solar. Se trata de
estructuras realmente gigantescas, mucho mayores que nuestro planeta (en la
imagen, junto a Júpiter y la Tierra), y que poseen poderosos campos magnéticos
en forma de espiral o tubo, en cuyo interior circulan intensas corrientes
eléctricas y una gran cantidad de material solar.
La tormenta del 8 de marzo
A menudo, estas espectaculares
prominencias solares fluyen ininterrumpidamente durante horas, incluso durante
días enteros. Desde hace tiempo los científicos han venido especulando con la posibilidad
de que estos grandes arcos estuvieran relacionados, de alguna forma, con las
Eyecciones de Masa Coronal, pero les faltaba alguna evidencia directa.
La ocasión llegó hace un año,
el 8 de marzo de 2011, cuando los investigadores pudieron contemplar una de
estas estructuras justo antes, y también durante, una erupción solar.
Utilizando los instrumentos de la sonda SDO (Solar Dynamics Observatory), los
investigadores llegaron a la conclusión de que la erupción del 8 de marzo del
año pasado estaba íntimamente ligada a ciertas inestabilidades del gran arco de
plasma.
"Ahora podemos ver cómo
se forma una tormenta solar -afirma Jie Zhang- cómo se desarrolla y cómo se
produce una erupción. Es como estar mirando a una combinación entre tornado,
volcán y tsunami en plena acción. El hallazgo ayudará a comprender los mecanismos
físicos que producen las erupciones solares, y esperamos que nos den la
capacidad de predecirlas en el futuro".
A diez millones de grados
Las imágenes térmicas revelan
cómo surge una gigantesca espiral del Sol a más de diez millones de grados de
temperatura, y cómo ese "tubo" de materia ardiente asciende a una
velocidad de 360.000 km/h antes de empezar a curvarse, adoptando su
característica forma arqueada. En ese momento, la estructura entera parece
volverse inestable, aumentando enormemente su velocidad (hasta los 2,5 millones
de Km./h) y coincidiendo con el principio de la llamarada solar.
Los investigadores sugieren
que esa brusca aceleración es la responsable de que se forme una llamarada
solar. Y creen que eso es posible gracias a un proceso llamado "reconexión
magnética" en el la energía contenida por los campos magnéticos de la
estructura se convierten en energía cinética. "La reconexión - añade Zhang
- añada energía adicional a la erupción".
El investigador, además,
sostiene que las estructuras magnéticas no se habían visto hasta ahora porque
los instrumentos que había antes del SDO sólo observaban el Sol a temperaturas
relativamente frías, mientras que el proceso tiene lugar a temperaturas mucho
más elevadas. Zhang espera que a partir de ahora sea posible estudiar muchos
más ejemplos y estudiar con detalle la evolución de todo el proceso. "El
objetivo - añade - es desarrollar nuestra capacidad para predecir las tormentas
solares".
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