En México, las condiciones climáticas extremas han movilizado a los cuerpos de salubridad de todo el país y se mantienen en alerta ante la posible aparición de epidemias como el cólera, que tiene nueve años sin registrarse, pero cuya bacteria sigue circulando en el territorio nacional.
Las temperaturas extremas pueden matar, advierte
Y el calor —además de las inundaciones y los huracanes— será el principal enemigo de la salud humana. No son argumentos de ciencia ficción ni predicciones de largo plazo. Algunos efectos comienzan a ser visibles en el mundo y en el país.
En México, las condiciones climáticas extremas han movilizado a los cuerpos de salubridad de todo el país y se mantienen en alerta ante la posible aparición de epidemias como el cólera, que tiene nueve años sin registrarse, pero cuya bacteria sigue circulando en el territorio nacional.
Horacio Riojas, director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública, explica, además, que el cambio climático ha generado una preocupación entre la comunidad médica: los golpes de calor producidos por temperaturas extremas que están causando la muerte, cada vez, a más mexicanos.
Hasta el 29 de septiembre pasado, al menos 33 personas habían muerto por golpes de calor, 15 de ellas en el estado de Sonora, en días en los que el termómetro rebasó los 40 grados centígrados. La tendencia va en aumento. En 2007 fallecieron 22 personas por esa causa y en 2008, la cifra aumentó a 30, según los registros de los sistemas estatales de salud.
Otros riesgos a la salud atribuibles a las altas temperaturas son el dengue y el paludismo u otros padecimientos que, como éstos, son transmitidos por vector (de insecto a humano) como la enfermedad de Chagas y el virus del oeste del Nilo, así como las enfermedades diarreicas y los trastornos respiratorios.
“Enfermedades como la malaria, el dengue, la fiebre amarilla y el cólera han resurgido o cobrado nueva fuerza en los últimos años y al parecer, el cambio climático global es una de las causas”, señala Irina Ize Lema, investigadora del Instituto Nacional de Ecología (INE). Agrega que el cambio climático no sólo puede exacerbar los actuales problemas de salud sino que también puede generar situaciones inesperadas entre la población.
Las personas más vulnerables a ellas serán los niños menores de 5 años y los adultos mayores a los 65 años y la prevalencia de dichas enfermedades, aseguran los expertos, variará dependiendo de la región del país.
Las proyecciones hechas por el Instituto Nacional de Ecología (INE) señalan que en 20 años, la temperatura en el país aumentará entre uno y dos grados centígrados, pero principalmente en el norte del país.
Verano que mata
En la última semana de septiembre, ya finalizado el verano, tres personas murieron a causa del intenso calor.
Fallecieron en plena vía pública, en Hermosillo y Navojoa, Sonora, el estado que ocupa el primer lugar a nivel nacional por muertes producidas por golpes de calor.
En el año, 39 personas han muerto en Sonora por condiciones climáticas extremas, 28 por golpes de calor, 10 por deshidratación y una por insolación.
Francisco Javier Navarro Gálvez, director general de Servicios de Salud a
De manera atípica, dice el funcionario, la alerta sanitaria ante las elevadas temperaturas se mantendrá hasta finalizar octubre, cuando antes se ponía mayor énfasis en las campañas de prevención finalizado en la época de verano.
Para prevenir más muertes, el gobierno del estado instaló 661 casas populares de hidratación, donde se proporcionan sueros orales de manera gratuita y se capacita a los habitantes para que detecten cualquier padecimiento producido por el calor y eviten complicaciones a la salud.
Gerardo Martínez, médico internista del Centro Médico Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), explica que los golpes de calor ocurren cuando la persona está expuesta a altas temperaturas y se deshidrata. Los síntomas para identificar este fenómeno son: calor corporal, mareo, sudoración abundante, labios resecos, desorientación, enrojecimiento de la piel, taquicardia, dolor de cabeza y desmayo.
Hasta ahora, las muertes reportadas por golpes de calor en el país ocurrieron en Sonora, Baja California y Sinaloa.
El “Estudio diagnóstico sobre los efectos del cambio climático en la salud humana de la población en México”, elaborado por los investigadores Horacio Riojas, Magali Hurtado, Javier Idrovo y Humberto Vázquez, señala que según “datos históricos climáticos y de mortalidad, la temperatura está aumentando en los estados de Baja California y Sonora, y esto se ve asociado con un aumento en el número de muertes por golpes de calor y podría esperarse un mayor número de decesos en caso de que las temperaturas sigan en ascenso”.
En entrevista, el médico Horacio Riojas, director de Salud Ambiental del Instituto Nacional de Salud Pública, explica que los efectos previstos por razón del cambio climático en la salud serán diferenciados según la región del país.
De esta manera, los habitantes del norte del país, principalmente los estados de Baja California, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas, serán los más vulnerables a los golpes de calor.
Riojas dice que los trabajadores agrícolas, los migrantes y los adultos mayores son los que corren mayor riesgo.
En el sureste del país, de continuar la tendencia ascendente de la temperatura, las muertes producidas por diarreas serán las más frecuentes, pues el calor favorece la proliferación de bacterias y parásitos.
El referido estudio destaca que los efectos más visibles derivados de la relación entre aumento de la temperatura y prevalencia en diarreas se han observado hasta el momento en Chiapas y Puebla. “En ellos, al incrementarse un grado la temperatura ambiente, la morbilidad por la enfermedad diarreica aguda aumenta en promedio 1.07%”.
En este caso, los más expuestos a sufrir una diarrea son los niños menores de cinco años. Los cuatro especialistas mencionados que realizaron el primer estudio diagnóstico sobre los efectos del cambio climático en la salud de los mexicanos consideran que se debe poner mayor cuidado a los trabajos preventivos en Guerrero, Oaxaca, Chiapas y algunas regiones de Veracruz donde las altas temperaturas se combinan con la falta de higiene y la falta de acceso al agua potable.
El Instituto Nacional de Salud Pública también realiza un estudio para conocer los efectos que tendrán en la salud, los calores extremos y la contaminación por ozono, pues se presume que la mala calidad del aire podría empeorar y con ello, incrementar los casos de alergias y la mortalidad causada por enfermedades respiratorias entre la población, sobre todo en el DF, Monterrey, Guadalajara y Toluca.
“Estamos por concluir un estudio en el Distrito Federal para que podamos saber si el incremento en las temperaturas favorece un aumento de los contaminantes y por lo tanto, una mayor incidencia de padecimientos respiratorios”, dice Riojas.
La investigadora del INE, Irina Ize, agrega más trastornos que pudiera generar la interacción entre el clima extremo y la contaminación ambiental.
“Se anticipa que una mayor exposición a los rayos ultravioleta causará mayor incidencia de cáncer de piel en poblaciones de piel clara, lesiones oculares como cataratas y, posiblemente también debilitará al sistema inmune, lo que tendría graves implicaciones para el riesgo de enfermedades infecciosas y las respuestas a vacunaciones”, precisa la investigadora.
Proliferación de insectos
Otra amenaza que mantiene en alerta al sistema de salud nacional es el probable incremento en la prevalencia de enfermedades transmitidas por vector, las cuales se originan por la picadura de insectos.
Las de mayor presencia en el país son el paludismo y el dengue, el cual se ha detectado en zonas urbanas donde antes era inexistente.
El paludismo está ahora más extendido en el mundo y es más agresivo que hace 20 años. En México, según los registros de
El estudio diagnóstico sobre los impactos del cambio climático señala que en 1998, el paludismo estaba presente en zonas aisladas de difícil acceso, pero actualmente hay brotes en regiones montañosas, lo que se atribuye al aumento en la temperatura. Los estados que tienen mayor incidencia de este mal son Chiapas, Oaxaca, Sinaloa, Campeche, Chihuahua y Quintana Roo.
El dengue —un padecimiento viral cuyos síntomas son parecidos a una fuerte gripe y que en algunos casos causa sangrados que producen la muerte— se ha incrementado desde 1995. Los habitantes de Chiapas, Colima, Guerrero, Nuevo León, Oaxaca, Sinaloa, Tamaulipas y Veracruz tienen mayor riesgo de contraer la enfermedad debido al aumento de la humedad y la temperatura.
El reporte de los efectos en el cambio climático señala, por ejemplo, que en Colima y Guerrero, si aumenta un grado la temperatura, los casos de dengue aumentan en 1.86 y 1.4%, respectivamente.
Riojas destaca que las brigadas de salud a nivel nacional están atentos ante la posible aparición o rebrote de otras enfermedades transmitidas por insectos como Chagas —ocasionada por mordedura de chinche— y el virus del oeste del Nilo, generada por la picadura de mosco.
En el caso del virus del nilo, cuyo primer caso se detectó en 2002 en Coahuila, se tiene evidencia de la presencia del virus en 29 estados de
La amenaza que persiste
Otra alerta está relacionada con el cólera, una enfermedad gastrointestinal aguda asociada al consumo de agua y alimentos contaminados que puede llevar a la muerte en cuestión de horas si no es atendida de manera oportuna. Mauricio Hernández, subsecretario de Prevención y Promoción de
La dependencia reconoce, en su programa de prevención 2007-2012, que aunque la enfermedad se encuentra bajo control epidemiológico, existe el riesgo de un rebrote, pues la bacteria sigue circulando en el país y los fenómenos meteorológicos propician su reaparición.
“México está tratando de hacer las mejores estrategias para contrarrestar los efectos del cambio climático, pero es necesario que a nivel local se ponga mayor énfasis en la salud para prevenir futuras epidemias”, señala Riojas.
Para la investigadora Irina Ize, los daños a la salud humana causados por el cambio climático “dependerán en gran medida de los pasos que se tomen para prepararse frente a estos peligros” y para ello, existen, dice, estrategias como el poner en marcha buenos sistemas de vigilancia del clima que pronostiquen las condiciones que pueden conducir a epidemias y establezcan planes de emergencia ante el resurgimiento de enfermedades.
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