17 ene 2011

Fuertes ráfagas destruyeron tres invernaderos

El tornado que se desató el sábado por la tarde en la provincia también causó cuantiosas pérdidas materiales en Winifreda. La fuerza de la naturaleza provocó graves daños a la pequeña agricultura familiar, derribó más de medio centenar de plantas en el vivero municipal, dejó sin energía a una gran cantidad de usuarios de la cooperativa eléctrica y destrozó galpones y silos en varios campos.
La tormenta comenzó a las 19.30 con una copiosa lluvia y fuertes vientos. El vecino Claudio Badini registró fotográficamente las colosales nubes con remolinos blancos que se formaban en el cielo a esa hora, testimonio gráfico que subió a la red social Facebook. "Parecían platos gigantes, unos arriba del otros, todos girando hacia el centro", escribió en la red social.
Ráfagas de entre 80 y 100 kilómetros por hora derribaron más de doscientos postes que sostenían tres invernaderos: dos de 42 metros de largo por 8 metros de ancho y otro de 35 metros de largo por ocho de ancho, ubicados al noreste de esta localidad. Los emprendimientos familiares sufrieron rasgaduras en sus medias sombras y nylon protectores y quedaron literalmente en el suelo aplastando la producción de lechuga, tomates, morrones, cebollas, perejil, acelga, entre otras verduras. Los horticultores damnificados fueron Juan Lince, Mario Sánchez y Blas Alaniz.
Otro lugar afectado fue el vivero municipal, situado al oeste del cruce de rutas nacional 35 y provincial 10. Los fuertes vientos tiraron más de 50 plantas, entre eucaliptos, pinos y acacias, dentro de la reserva ecológica. Algunos árboles fueron arrancados de raíz y cayeron sobre parrillas, que quedaron completamente destruidas, y farolas que habían sido instaladas hace pocos días.
Ezequiel, el encargado del predio, relató que se encontraba en el pueblo con su hijo de 3 años y medio cuando comenzó el fenómeno. "Mi señora se había quedado en la casa del vivero con la nena de nueve meses. Me avisa por teléfono que las plantas se estaban cayendo y que se había roto un sector del techo. Me pidió que no regresara porque el panorama estaba muy complicado", recordó. Preocupado por su familia, Ezequiel no se amilanó ante el temporal y recorrió con su automóvil el acceso oeste de cuatro kilómetros esquivando las ramas que se caían desde las banquinas hasta que llegó junto a su mujer y su hija para protegerlas.
Más tarde apareció la intendenta Berta Herlein. "Ella se largó a llorar cuando vio los destrozos. Nos decía que había invertido mucho dinero, que le había costado conseguir para poner en excelente estado este lugar de esparcimiento y ahora tendrá que arreglar todo de nuevo", confió Ezequiel.
En la quinta de Jorge Macht se registró la caída de un molino de 8 metros de alto y en el campo de Mario Cerezal el ventarrón arrancó gran cantidad de chapas de un galpón de grandes dimensiones dejándolas a mil metros de distancia.
Por su parte, bomberos voluntarios y empleados municipales munidos con motosierras y hachas cortaron los árboles que se habían caído sobre la ruta nacional 35, a unos 10 kilómetros al norte y dos al sur de Winifreda. Trabajaron hasta los primeros minutos del domingo. En el casco urbano cayeron 54 milímetros hasta las 9 de ayer y como consecuencia del viento hubo desprendimientos de ramas y se voló un portón de chapa de una casa familiar ubicada en Primera Junta.

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