
Así, cuando las aguas del Atlántico encontraron de nuevo un camino a través del Estrecho, llenaron el Mediterráneo con la mayor y más brusca inundación que ha conocido nunca la Tierra. La cuenca mediterránea, entonces un enorme desierto a 1.500metros de profundidad, tardó en llenarse de unos meses a dos años, según el CSIC.
Hasta ahora, se pensaba que este mar en medio de las tierras había tardado en llenarse de 10 a 10.000 años.
De hecho, la inundación que reconectó el Atlántico con el Mediterráneo provocó en el fondo marino una erosión de cerca de 200 kilómetros de longitud y varios kilómetros de anchura.
Cuando hace unos años los ingenieros del túnel que debía unir Europa y Africa estudiaron el subsuelo del Estrecho de Gibraltar se encontraron con este problema inesperado: un surco de varios cientos de metros de profundidad, rellenado por sedimentos poco consolidados. Los geólogos y geofísicos en los años 90 pensaron que esta enorme erosión había sido producida por algún río de gran caudal durante la desecación del Mediterráneo.
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