4 oct 2010

Cambio climático

Guatemala es uno de los 10 países con mayor riesgo por el cambio climático. Esa afirmación trajo al presidente de la Plataforma intergubernamental para el Cambio Climático a tierras guatemaltecas. En esta entrevista Rajendra Pachauri habla sobre la situación de vulnerabilidad que vive el planeta.
Rajendra Pachauri acaba de salir de un torbellino pero no se le nota. Está sereno, consciente de que su trabajo es informar a los gobiernos de los graves riesgos que se avecinan si no cambiamos los esquemas de consumo. El año pasado estuvo a punto de dimitir tras una ola de críticas por un error que se publicó en el cuarto informe de la Plataforma Intergubernamental para el Cambio Climático. El reporte estimaba que los glaciares del Himalaya se derretirían para 2035, pero más tarde se demostró que el cálculo no era correcto. Los glaciares sí se derretirán, pero no tan pronto. El gazapo causó un terremoto en la organización e hizo que los detractores de Pachauri, aquellos que se niegan a rebajar su consumo de energía, lo tacharan de exagerado. Fueron días duros, pero no vencieron al indio ganador del Premio Nobel de la Paz, su misión está clara: hay que reunir la suficiente evidencia científica para demostrar que el cambio climático es únicamente producto de la actividad humana.

Con ese mensaje llegó a Guatemala, donde le recibió el ministro Luis Ferraté y el presidente Colom. Visitó algunas de las zonas devastadas por la tormenta Agatha y logró una firma importante: el Gobierno se comprometió a implementar un plan de eficiencia energética en todos los edificios públicos. El primero será el de Finanzas, que dentro de poco, gastará menos electricidad (de enero a junio de este año la factura fue de Q4 millones 241 mil 584). El Banco Interamericano de Desarrollo va a financiar el cambio.

¿Pobres o ricos?

Guatemala está entre los diez países con más riesgos por el cambio climático, sin embargo es de los que menos gases de efecto invernadero produce. Los grandes contaminantes, como Estados Unidos y Europa, cargan más la atmósfera y lo resienten menos. La solución estiman algunos, es frenar el consumo de energía en los países ricos, pero eso sería frenarles también el desarrollo y la producción económica, algo que, ha quedado claro en la cumbre de Copenhague, no están dispuestos a tolerar. Surgen entonces otras teorías, como la postulada por el italiano Giovanni Sartori: acabar con la sobrepoblación. Sartori sostiene que si se redujera la natalidad en el tercer mundo se reduciría el daño ecológico, habría menos laderas deforestadas para el cultivo de alimentos, menos leña utilizada para el hogar y menos bocas que alimentar.

Frenar a los ricos en su consumo, dice, sería imposible. "Para bloquear la explosión demográfica basta una píldora. En cambio no sabría cómo persuadir a los pueblos ricos para dar marcha atrás y renunciar a la prosperidad", postula.

Pero hay quienes le contradicen: "No son los 5 mil millones de habitantes del tercer mundo los que provocan la contaminación, sino los mil millones que viven en los países industrializados. Basta pensar que Estados Unidos, que tiene el 4 por ciento de la población mundial, produce el 25 por ciento de las emisiones de gases invernadero", escribió el experto italiano Máximo Fini. 

Rajendra Pachauri se refiere a este tema y a otros asuntos en esta entrevista.

Países ricos o pobres, ¿quiénes tienen realmente la culpa del cambio climático?


– El récord histórico es muy claro: los impactos del cambio climático son más severos en los países más pobres del mundo, en ese sentido no se puede decir que los países pobres son responsables. Las mayores emisiones de gases vienen de los países ricos. Se achaca a la sobrepoblación pero la población es sólo una de las variable; son realmente los patrones de consumo en el uso de la energía y la emisión de gases de efecto invernadero per cápita, los verdaderos importantes. Un país altamente poblado como Bangladesh, con 160 o 170 millones de habitantes, emite la 40 parte de gases de lo que emite un país rico, por lo tanto tienen que ver todos los aspectos. Más que la población, lo importante es el uso que la población le da a los recursos.

Giovanni Sartori dice que la mejor forma de reducir el cambio climático es bajando la natalidad en el tercer mundo, porque lograr que los ricos bajen su nivel de consumo sería imposible. ¿Qué piensa de eso?

– ¿Cómo pueden bajar la tasa poblacional?, no vivimos en una dictadura, no podemos obligar a nadie a que tenga menos hijos. Yo creo que la única forma de bajar los porcentajes de nacimiento es a través de mejor educación, particularmente de las niñas; un mejor sistema de salud, mejor información y otros factores socioeconómicos, que en democracias son los conductores de la disminución en la tasa de nacimientos, no pasar una orden que la gente tiene que reducir. Puede contribuir, pero no es algo que pueda obligarse.

Muchas de las grandes empresas se niegan a seguir las recomendaciones de la IPCC (Panel Intergubernamental de Cambio Climático de Naciones Unidas) porque dicen que se está haciendo eco histérico, que el cambio climático se está exagerando. ¿Qué les diría a ellos?

– Es un mundo libre la gente tiene derecho a sus opiniones. Como hay quienes creen que exageramos también hay quienes piensan que las cosas son peor de lo que nosotros hemos proyectado. Pero déjeme decir algo en general, cada vez que una área de nuevo conocimiento emerge, en donde los intereses de las personas se ven amenazados siempre vamos a tener estas reacciones. Podemos retroceder mil años, cuando gente era quemada en la estaca porque tenían el valor de presentar nuevos conocimientos, sobre el sistema solar o la evolución y otras cosas por el estilo. Yo no espero que todos acepten la información sobre el cambio climático inmediatamente, pero es nuestro trabajo presentarlo ante el público y que la gente decida qué hacer con esta información. Todo lo que puedo decir es que la información y la propagación del cambio climático hoy es mucho mayor que hace cinco años.

Países en vías de desarrollo, como los del grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China) están siguiendo los mismos patrones de Europa y Estados Unidos y el riesgo es que cuando alcancen los mismos niveles de desarrollo, alcanzarán también los mismos niveles de emisión de gases y eso afectaría a todo el planeta.

– A parte de las razones globales, creo que es importante que estos países tomen en cuenta factores de protección ambiental por razones nacionales. Para poder contar con seguridad energética, mejorar su medio ambiente nacional, lograr acceso a la energía para toda la población. Pensar en lo global, pero también en el daño que se pueden causar localmente. Personalmente creo que los países en vías de desarrollo tienen que pensar profundamente sobre el tipo de desarrollo que quieren tener y no tienen que seguir ciegamente lo que otros países en el mundo desarrollado han hecho.

Ahora de la misma forma tenemos que reconocer que hay ejemplos de países en el mundo desarrollado que están muy enfocados en desarrollo sostenible y en reducir su huella de carbono, reducir su impacto en el medio ambiente local y global y hay otros que no lo hacen. Por eso no clasificaría a todos los países desarrollados en una misma categoría, porque existen variaciones enormes entre ellos.

Sin embargo, esto fue precisamente lo que pasó con el protocolo de Kyoto, que hizo dos categorías: Anexo 1 (los países desarrollado) y Anexo 2 (los en vías de desarrollo). ¿Puede la IPCC hacer una recomendación al respecto?

– La IPCC solamente presenta un análisis de la ciencia y la presenta ante los negociadores en las conferencias de las partes. Depende de ellos qué hacer con ese análisis, es muy difícil hacer una proyección sobre lo que va a pasar con las negociaciones y francamente no sabemos cuánto tiempo más va a continuar el protocolo de Kyoto, porque hasta el momento no hay nada acordado más allá del 2012. Yo creo que hay suficiente conocimiento de los temas, y creo que sí vamos a hacer progreso con lo que hay, ahora, qué tan pronto y qué tanto es imposible determinarlo.

¿Haber recibido el Premio Nobel ha sido beneficioso en concienciar más a la población sobre el cambio climático?

– El premio es una fuente de mucho orgullo, de enorme satisfacción porque se reconoce el trabajo de un gran número de personas. Ha creado conciencia, pero se ha conseguido gracias a la ciencia pura, por lo tanto es una combinación de ambas y creo que eso fue lo que capturó la atención en Noruega.

Al recibir el premio ha pasado algo curioso, por un lado se han aumentado las expectativas de la gente sobre el panel y por otro los detractores se vuelven incluso más críticos. Es una experiencia mezclada, estamos conscientes de nuestra responsabilidad ante la sociedad y esperamos hacer las cosas mejor y hacer un análisis más robusto y más preciso sobre el cambio climático, particularmente en el próximo reporte, que será el quinto.

¿La cumbre de Copenhague fue realmente un fracaso?

– Es difícil concluir si fue un éxito o un fracaso, porque estas situaciones realmente se definen debido a las expectativas. El fracaso es usualmente marcado por las expectativas y tal vez la gente esperaba demasiado. Pero todavía falta ver qué podemos construir con los resultados de la cumbre, y espero que eso sea posible.

En Guatemala el paso de la tormenta Agatha causó más daño que el huracán Stan, por ejemplo. ¿Se debe al cambio climático que los desastres nos dañen más?

– No se puede saltar a conclusiones sobre cualquier evento incidencial, sin estudiarlo. Pero lo que sí podemos ver es que el patrón es muy claro, hemos hecho observaciones científicas en las que pudimos determinar que este tipo de situaciones van a aumentar en frecuencia y en intensidad y eso es inequívoco.

¿Qué podemos hacer los ciudadanos para frenar el cambio climático?

– Lo primero es estar muy consciente de sus actividades y de cómo sus actividades generan emisiones de gases.

Determinar cómo podemos usar la electricidad más eficientemente, usar el transporte público lo más posible y en general cambiar nuestros hábitos para ser más conscientes de nuestro impacto en el planeta. Yo creo que podemos hacer eso si estamos conscientes de la contribución que hacemos al planeta.

¿Es optimista del futuro?

– Absolutamente. Creo que la humanidad va a despertar. Desafortunadamente en estos asuntos hay demasiada inercia mental y la inercia hace más lenta una reacción a estos problemas, pero se llega a cierto punto, a un pico en el que todos se dan cuenta de lo que está sucediendo, reaccionan y es ahí donde las cosas empiezan a moverse y donde se toman las decisiones y se logra el progreso.


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