14 oct 2010

Familias albergadas en escuela aseguran que no tienen adónde ir

Los damnificados desean devolver la escuela Edas Carrasco, pero piden a las autoridades de la Alcaldía declarar habitable o no la zona de deslave donde se encuentran sus viviendas

La emergencia por lluvias se disipó al mismo tiempo que sus esperanzas de volver a sus viviendas.

A casi dos meses de haber sido evacuados bajo una pertinaz tormenta que ponía en peligro sus vidas, unas 28 familias continúan albergadas en la escuela Edas Carrasco de la colonia 14 de Enero de Comayagüela.

El tiempo se detuvo la noche del 29 de agosto. Ese día estas humildes familias que viven en el mismo cerro, donde se suscitó la muerte de cinco integrantes de una familia, luego que una roca cayera sobre su vivienda, tuvieron que dejar sus hogares para hacer de los salones de clases de la escuela, su hogar.

Para doña Amparo de Jesús Palma, su esposo y sus tres pequeños hijos, cada día que pasan en el frío salón donde recibían clases los alumnos del tercer grado, sección "A" es una tortura. "Qué diéramos nosotros por estar en nuestra casita, aunque humilde pero estar en lo de uno. Solo Dios sabe cómo la pasamos acá, pero no tenemos adónde ir", comenta desconsolada esta madre.

Con el destroso que causaron las lluvias, lo poco que pudo salvar fueron unos colchones viejos, los mismos que coloca en el piso de cemento del aula y donde descansan sus niños.

Son 46 familias las que resultaron afectadas en ese entonces, y que continúan albergadas en este centro educativo, en el centro comunal y otra parte en una iglesia de la zona.

Varios de las personas albergadas andaban ayer pidiendo alimentos en las oficinas del Programa Mundial de Alimentos (PMA).

De escuela a vivienda

Cada una de las 28 familias albergadas, vive su propio drama, mientras los alumnos de este centro educativo, libran una lucha contra el analfabetismo, recibiendo clases a la intemperie.

Durante todo este tiempo que la escuela está sirviendo de albergue, los 260 pequeños reciben el pan del saber, bajo la sombra de un árbol. Su sacrificio no acaba allí. Todos tienen que cargar sus improvisadas sillas y bajo el sol, se escapan de desmayarse.

La mayoría de las familias albergadas dice que ellos tienen toda la disposición de devolver la escuela, el problema es que no tienen adónde ir.

Aseguran que desde hace un mes las autoridades locales se olvidaron de su terrible situación y que están desesperados por el futuro incierto que se pinta en blanco y negro.

"La Alcaldía debería hacer un estudio para que dictamine si esta zona quedó habitable porque queremos regresar a nuestras viviendas", indicó Palma.

Mientras no haya solución, estos capitalinos seguirán ahí, ocupando el espacio de 260 niños, que claman por una solución que les permita volver a sus aulas.

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