El presente y futuro del planeta se aborda en "Los conflictos sociales del cambio climático", la primera publicación del madrileño Pablo Cotarelo, de Ecologistas en Acción. Ayer la presentó en Pamplona y abogó por que la ciudadanía pase a la acción.
LA calma que precede a la tormenta no es tal, porque el planeta ya está metido en una "borrasca" a gran escala. El cambio climático está aquí para quedarse, así lo afirma el madrileño Pablo Cotarelo Álvarez, coordinador del área de energía de Ecologistas en Acción. Ayer visitó su homóloga en Navarra, Ekologistak Martxan, para presentar su primer libro, Los conflictos sociales del cambio climático.
Dentro de un tema tan complejo y de una escala planetaria, Cotarelo no incide tanto en las consecuencias de este cambio, sino que pone al ser humano en la diana del problema.
El conflicto esencial, según apunta, es que la sociedad vive como si el planeta fuera infinito. Pero, por desgracia, no lo es. "Además hay otros problemas, como la dificultad que supone el acceso a recursos básicos en muchos países como el agua potable, una alimentación a través de la agricultura... También el conflicto social de género: las mujeres han sido tradicionalmente quienes mantenían la vida, pero si hay tensión en el acceso a los recursos salen especialmente perjudicadas. Además están las migraciones, cada vez se pone más trabas a los refugiados ambientales... y la geopolítica está demasiado presente detrás de las decisiones que adoptan los políticos", expresa.
Esperanzas frustradas
Diciembre de 2009 estaba marcado a fuego en el calendario de aquellos que querían reconducir la situación climática. En este mes se celebró la cumbre de Copenhague, en la que estaban puestas todas las esperanzas para lograr un acuerdo similar al de Kyoto con las perspectivas puestas en 2020.
"A Copenhague fueron unos 110 jefes de estado, nunca se habían movilizado tantos políticos. Indicaba que algo importante se estaba decidiendo ahí, el futuro de la población y la propia estructura socioeconómica del planeta. Si miramos la lista de los sectores que más impactan en la economía mundial veremos que la mayoría están relacionados con las causas del cambio climático, ya sean empresas energéticas, petroleras, de automoción o instituciones financieras que dependen de estos sectores... Estos grupos de presión jugaron sus cartas e hicieron descarrilar el proceso. La ciencia establece que las emisiones de gases invernaderos se tiene que reducir en los países industrializados entre el 25 y el 40% para 2020. Sin embargo, en Copenhague surgen compromisos voluntarios que en el mejor de los casos sólo llegan al 18%", recuerda.
En esta misma línea de las presiones e intereses, Cotarelo se basa en un informe de Greenpeace en el que la organización habla de empresas como Exxon Mobil o la menos conocida petrolera norteamericana Koch. En esta información se denuncia que estas multinacionales financian con millones de dólares a los escépticos del cambio climático para que produzcan información poco fiable sobre el tema. Y es que el planeta se halla en una encrucijada en el cambio climático, provocado, según Cotarelo, por Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, Australia, Canadá y Japón. Su esfuerzo es necesario para no sobrepasar un aumento de temperatura de un grado y medio respecto a los niveles que había antes de la Revolución Industrial. "Es un problema muy estructural de las sociedades industrializadas, en el que nosotros invadimos el espacio ambiental que le corresponde a otras poblaciones del planeta, y la idea es retirarnos de ese espacio, tanto en los recursos como en la explotación de los sumideros (la atmósfera y los océanos). Tenemos que tener la iniciativa de hacerlo y de vivir de una forma mucho más adecuada y agradable con menos recursos", opina.
La estructura limita
En este nuevo enfoque vital ayudan mucho medidas como no derrochar energía eléctrica ni calorífica, apostar por el transporte colectivo, cambiar la noción de consumo desmedido... "Pero todo esto está limitado por la propia estructura: si vives en una ciudad que es muy dispersa, con los servicios y el lugar de trabajo muy alejados de la residencia, la barrera es la propia estructura en la que vives. Por eso es necesaria una acción colectiva que intente transformar esas estructuras y que haya muchos procesos de participación pública. El potencial que tiene la acción colectiva tiene mucho más calado que las medidas individuales de cada uno", comenta Pablo Cotarelo. Por último, el activista de Ecologistas en Acción apela a la conciencia y al afán de superación para intentar paliar el cambio climático."La idea que intento reflejar es que las sociedades mejores serán las que tengan mejores conflictos. Porque el planteamiento de que el planeta es infinito, como sucede en la raíz del cambio climático, es algo burdo y poco inteligente. Tenemos que avanzar en eso", concluye.
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